CAPÍTULO 1: COMPRAR UNA CASA VINTAGE Y REFORMARLA

Buscar una casa es toda una aventura y no, no es nada fácil, y sino que me lo pregunten a mí. Tardé mucho tiempo en encontrar lo que yo quería, porque deseaba que fuera una vivienda exterior, que tuviera muchas ventanas por donde entrara bastante luz natural, terraza (a poder ser con vistas a jardín), que estuviera en una planta media, que no hubiera edificios altos cerca o en frente, y lo más importante, con el tamaño adecuado para mí.

Coincidiendo con el día de la Lotería Nacional, por fin la encontré y fue mía. Era la tercera planta de un edificio construido en los años 70, digno de cualquier escenario de la serie de televisión «Cuéntame»; ventanas de hierro pintadas en color grisáceo, suelos de terrazo, rodapiés cerámicos negros que imitaban al mármol, azulejos con dibujos geométricos y con motivos florales, puertas de paso y armario huecas, y en roble clarito… Pero todo esto me daba igual, porque yo siempre he confiado en ver el potencial que una casa que cumple ciertos requisitos, puede llegar a ofrecerte y en lo que puede convertirse con un poco de imaginación, mente abierta y la fabulosa ayuda de un entusiasta estudiante de arquitectura que hace que tu sueño se haga realidad.

Mi madre y yo le pusimos nombre a mi casa, la llamamos Villa Soleada. La apodamos así, porque tras ver muchísimas viviendas, fue impresionante la sensación al entrar, ese fogonazo de luz natural, brillante y de medio día que apareció al abrir la puerta de este inmueble. Desde ese momento, me cautivó. Según la iba recorriendo y veía que tenía un salón grande, 3 dormitorios con sus armarios empotrados, un baño, una cocina, 2 terrazas y que daba a dos calles, me iba gustando cada vez más. Pero fue el hecho de no tener nada en frente de la terraza principal, sino un colegio muy bajito, árboles, jardín y edificios muy lejanos, lo que me hizo dibujar en mi mente un lienzo que podría ver cada día al despertarme.

Y antes de contaros nada más… Así era el estado en el que se encontraba Villa Soleada, la primera vez que la ví.

ESCALOFRIANTES IMÁGENES DE VILLA SOLEADA ANTES DE LA REFORMA

Y ahora es cuando muchos de vosotros seguro que saldríais corriendo despavoridos y pensaríais que estoy loco, jeje. Pues ya veréis el resultado final porque, no es porque sea mi casa, pero estoy seguro de que os va a encantar.

Pero antes, me gustaría hablaros de mi experiencia personal con la reforma, aunque muy brevemente. La verdad, y siendo sincero, es la primera vez que compraba una casa en propiedad y todo lo haces con la mayor ilusión, empeño y ganas del mundo. Aunque también con la mayor incredulidad e ingenuidad que cualquiera en mi situación podría tener.

La reforma iba a durar 1 mes y medio, máximo 3 meses… y la realidad ha distado mucho de esto y es que ha sido un año entero. Es cierto que me considero una persona muy perfeccionista, pero cuando estás en una reforma y ésta avanza, descubres cómo funcionan las cosas en este sector y cómo quedan, desgraciadamente. Ante ésto, bajas el listón mucho y dejas pasar determinados problemas y «detalles» que no quedan como tu esperabas, hasta que te das cuenta de que en lugar de que materialicen lo que tú quieres, los obreros te dicen cómo es mejor hacer las cosas y la relación invierte los papeles. Entonces cierras los ojos y decides confiar. Un día los abres y decides hablar, es entonces, cuando se ponen las cartas sobre la mesa y los obreros te abandonan de la noche a la mañana y te dejan con la reforma a medias. Tras ésto, el constructor se hace cargo y decide avanzar la obra aunque no finalizarla, para de nuevo un día volver a desaparecer. Y ya es aquí cuando el Sr. Arnelas con mucha ayuda experta y profesional no tiene otra opción que hacerlo con sus propias manos y subcontratar todos los servicios y detalles estéticos que faltan por realizar. Y por si lo anterior fuera poco, después descubro que la pre-instalación del aire acondicionado está al revés, los radiadores que no estaban montados, algunos no calientan (la casa no tenía calefacción, por lo que era una instalación nueva), la salida de humos no cumple con la normativa vigente, las tomas de internet tienen cableado de tv, el suelo tiene desniveles, las paredes no están rectas y algunas tienen panzas, hay luces que no funcionan y los rodapiés nuevos parecen mordisqueados… y así, infinidad de cosas que van surgiendo y que con mucha paciencia se van arreglando. En definitiva, una reforma supone vigilancia, esfuerzo, sudor y muchas lágrimas.

Os dejo aquí abajo, los planos de la casa ANTES y DESPUÉS de la reforma. Veréis un gran cambio en la distribución. Ahora la casa se divide en 2 grandes espacios: el día y la noche. El día es la entrada, el salón, el comedor, la cocina y un pequeño aseo. Y la noche es el dormitorio, un gran vestidor y el baño principal. Os daréis cuenta de que ya no hay terrazas, pero ahora hay un baño y un aseo, y por otro lado, los 3 dormitorios han desaparecido para crear una mega suite y el comedor. Cuando pensé en cómo quería que quedase la casa, dije: «Quiero una casa para pisarla, vivirla y disfrutarla». Y así ha sido el resultado, es como una mega habitación de hotel en la que fluyes de un espacio a otro, sin a penas puertas, donde todo está cerca y a la vez los espacios son muy amplios. Para mí es como si la habitación que tenía cuando vivía en casa de mis padres, tuviera todo dentro, incluyendo la cocina y el baño. Así de simple soy, jeje.

PLANO DE VILLA SOLEADA ANTES DE LA REFORMA

PLANO DE VILLA SOLEADA DESPUÉS DE LA REFORMA

Por último, y como me encantaría que observárais que la distribución definitiva de la casa no salió a la primera, os dejo también algunas de las propuestas de distribución que se barajaron a lo largo del proceso de diseño. Todo ello, gracias a la maravillosa ayuda de Enrique González Sabino, estudiante de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.

PROPUESTAS DE DISTRIBUCIÓN ANTERIORES

     

¡ArnyBesos!

PD: Estad muy atentos a mi blog y a mis redes sociales, porque en breve, os iré enseñando cómo han quedado los nuevos espacios de mi vivienda ya decorados.

CARLOS ARNELAS